martes, 30 de enero de 2018
miércoles, 24 de enero de 2018
sábado, 20 de enero de 2018
Cultivar la Compasión, más allá de la Empatía
Cultivar la Compasión, más allá de la Empatía
Por Juan Carlos Cubeiro
Ayer por la tarde fui a ver con Zoe ‘El instante más oscuro’
(Darkest Hour) de Joe Wright (2017). Guión de Anthony McCarten (basado en su
propio ensayo) y una interpretación de Óscar de Gary Oldman (el maquillaje de
Kazuhiro Tsuji es impresionante). Una peli imprescindible para quienes nos
apasiona el Liderazgo. Puedes comprobar el estilo visual de este director británico
en ‘Orgullo y prejuicio’ (2005), ‘Expiación. Más allá de la pasión’ (2007), ‘El
solista’ (2009), ‘Hanna’ (2011) y ‘Anna Karenina’ (2012).
La película se centra en los días que van desde el
nombramiento de Winston Churchill (1874-1965) como primer ministro (mayo de
1940) hasta Dunkerque (4 junio de 1940: se evacuaron 338.226 soldados aliados
en la operación Dynamo y 141.171 en la operación Aniel; los nazis hicieron
100.000 prisioneros). Me ha hecho pensar especialmente en el papel de su
esposa, Clementine (1885-1977) (el tándem es la unidad mínima de Liderazgo) y
en el contacto previo con el pueblo inglés de su famoso discurso ‘Lucharemos en
las playas’ (al Parlamento, 4 de junio de 1940):
www.lasegundaguerra.com/viewtopic.php?t=8828 Es su segundo gran discurso,
inspirador, tras el de ‘Sangre, Sudor y Lágrimas’ (13 de mayo). Y el hecho de
que el líder primero escuche atentamente a las bases (como lo hizo Enrique V de
Inglaterra la noche previa a la batalla de Agincourt, según la obra de
Shakespeare). En tiempos híperVUCA, el “movimiento” Agincourt” (el hecho de que
el/la CEO se reúna periódicamente con un pequeño grupo de sus empleados de
primera línea, para tomar un café y escucharles) resulta más importante que
nunca.
Churchill es un personaje fascinante. ‘El instante más
oscuro’ se complementa con otra reciente, ‘Churchill’ (Jonathan Teplitzky,
2017), que he comentado en este blog. Sir Winston acertó con Dunkerque y se
equivocaba contra el desembarco de Normandía. En 1945, 5 años después, con los
estadounidenses en la contienda, el poder ya no estaba en sus manos. Sigo
pensando que “el factor Churchill” sigue siendo esencial en el Liderazgo.
He estado leyendo ‘The Compassionate’ Achiever’ (El
Triunfador Compasivo) del Dr. Christopher L. Kukk. Gracias, Diana, por la
recomendación y el préstamo.
Christopher Kukk es profesor de ciencia política y social en
la West Connecticut State University y director del Centro por la Compasión,
Creatividad e Innovación.
“La gente compasiva acaba en la cima… juntos”, nos enseña el
autor. No sólo es cualidad de las buenas personas, sino que la compasión
predice el éxito. “Cuando practicamos la amabilidad, somos los primeros que la
aprovechamos” (Rumi). Charles Darwin ya lo anticipó (fue Herbert Spencer, y no
Darwin, quien declaró “la supervivencia de los más aptos”). Edward O. Wilson
(de quien la Dra. Leonor Gallardo y un servidor hablamos en ‘Los Mosqueteros de
Guardiola’) ha demostrado las ventajas únicas de la cooperación en los insectos
(“superorganismos”). El científico social James Q. Wilson (El sentido moral)
considera a la compasión nuclear para la humanidad. La antropóloga Karen Strier
(cuyo trabajo se ha comparado a Jane Goodall o Diane Fossey) la conecta con la
flexibilidad, la tolerancia, la cooperación y el afecto. El neurocientífico
Leonardo Christov-Moore ha demostrado que nuestro cerebro está dirigido para
colaborar y que el egoísmo es una anomalía. Paul Zak (La molécula moral) nos
habla de ‘Oxytocin’ (la oxitocina) como hormona ligada al cariño, la empatía y
el altruismo. Stephen Porges, psicólogo y fisiólogo, llama al nervio vago, “el
nervio de la compasión”. Psicólogas como Datchner Keltner y Nancy Eisenberg han
llegado a conclusiones similares.
La compasión nos lleva al éxito (Kahtleen Vohs, Universidad
de Minnesota), al desarrollo económico (Mariano Grondona: “Sólo nuestros
valores intrínsecos son inagotables”), a mayor autoestima y mejor salud (Rachel
Piheri, Johns Hopkins University y Kathleen Lawler, Universidad de Tenesse), a
mayor resiliencia (Jerilyn Roos), a un entorno más feliz y productivo (Sigal
Barsade, Wharton y Olivia O’Neill, George Mason University: la compasión
provoca el triple de fidelización del talento, 1’7 mayor satisfacción y 1’4
mayor engagement, porque le da mayor sentido al empleo), mayor rendimiento
académico (Columbia University, 2015; un ROI del 1.100%) y refuerza la salud
politica, cívica y económica de las comunidades humanas (Paul Zak, Claremont
University).
¿Por qué está menguando la compasión? Porque mucha gente no
es consciente de sus beneficios (el individualismo cotiza al alza,
desgraciadamente), porque se percibe como una debilidad y no como una
fortaleza, porque muchos creen que no se puede aprender. Se puede y debe
desarrollar, cultivar la compasión.
“No hacer nada por los demás es no hacer nada por nosotr@s
mism@s” (Horace Mann). Christopher Kukk nos propone un programa en cuatro
pasos, LUCA, para cultivar la compasión:
- Listen (Escuchar para aprender sobre el problema u
oportunidad de mejora).
- Understand (Comprender para saber qué opciones pueden
ayudar).
- Connect (Conectar con las habilidades necesarias).
- Act (Actuar para resolver el problema y mejorar).
“Hay una solución compasiva para cada problema”.
La mayoría de nosotr@s oye, pero no escucha atentamente.
Para ello, tres habilidades: Centrar la atención con el TAR (en inglés, Pensar,
Actuar, Revisar), Saber cuándo y dónde preguntar (mayéutica, “Juzga a una
persona por sus preguntas y no por sus respuestas”, Voltaire) y Descubrir el
significado del silencio (abrazarlo, interpretarlo, observar la comunicación no
verbal, la presencia).
En la comprensión hay otras tres capacidades valiosas:
Reconocer la mentalidad (“mindset”) de la otra persona a la que tratas de
ayudar, Desarrollar nuestra inteligencia emocional para fortalecer la
comprensión y Generar conexiones entre las personas, los datos y las ideas para
alcanzar nuevos retos.
Respecto a la mentalidad, el autor aplica las tres posibles
respuestas del cerebro reptiliano al miedo, al estrés, a la ansiedad (lucha,
bloqueo o huida) a nuestras mentalidades: Los “conocenautas” (knownauts), que
vuelan hacia la información (se les ayuda preguntando), los “amurallados”
(knoxers, por Fort Knox), que se defienden contra la nueva información desde su
“mentalidad fija” (Carol Dweck), que se les ayuda incorporando nueva
información a su punto de vista, y los “congelados” (kneers), que se bloquean
ante nueva información (se les ayuda elevando su autoconfianza). Interesante
tipología la de las tres respuestas de nuestro cerebro instintivo, el más
primitivo, y cómo actuar desde la compasión.
Para desarrollar la inteligencia emocional, ya sabes:
reconocer nuestras emociones, gestionarlas adecuadamente, auto-motivarnos (me
ha recordado el libro ‘Atrévete a motivarte’ de Jorge Carretero con un
servidor), gestionar las relaciones y reconocer las emociones en l@s demás. Los
cinco dominios de la Inteligencia Emocional en la práctica.
Esencial la diferencia entre Empatía y Compasión, porque no
son realmente sinónimos. Empatizar es sentir la misma emoción que la otra
persona; Compasión es la amabilidad con el otro. Es interesante comprobar que
nuestro cerebro tiene muy clara la diferencia, porque en la compasión activa
las mismas áreas que en el amor; en la empatía, las mismas áreas que el dolor.
Para salir de la “fatiga de la empatía” y entrar en el “brío de la compasión”,
Kukk nos recomienda pasear, leer, imaginar y por supuesto escuchar (como
hicieron Churchill y Enrique V, como hacen tod@s l@s grandes líderes).
Para conectar, convertir los datos en conceptos y las
relaciones en redes. “Nuestro cerebro depende de las conexiones para salir
adelante” (Olaf Sporns, ‘El futuro del cerebro’). Hemos de abrazar las
“conexiones contraintuitivas”: la paradoja de Parrondo (jugar alternativamente
a dos juegos con alta probabilidad de perder nos lleva a una expectativa
ganadora). Contamos con el poder de las redes sociales. Para ser un/a
“conector/a” (Malcolm Gladwell), el autor nos sugiere destapar nuestro
potencial, expandir nuestros retos, elevar nuestra perspectiva (“creen porque
creen que pueden”, Virgilio). Recuerda los nombres de las personas, lo que
piensan (más que sus atributos físicos) y lo que las hace únicas. Coopera desde
la escucha, una zona psicológica segura y el beneficio mutuo. Expresa Gratitud.
Evita expectativas (l@s líderes-coaches entrenan, no dirigen; desarrollan, no
utilizan a las personas; dan crédito a los demás, no se lo quitan; dicen
“vamos”, no “ve”. Un equipo compasivo es sinérgico, innovador y ganador, porque
busca constantemente oportunidades y se maneja en un lenguaje positivo.
Actuar para resolver (mi admirado Fernando Botella lo
llamaría ‘Factor H’, el de Hacer): Superar los miedos, Desarrollar la
responsabilidad y la resiliencia, Practica el zazen (“arte de no hacer”).
La valentía para superar el miedo: diálogo interno como le
hablarías a tus mejores amig@s, encuentra un “mantra poderoso” (una frase que
te/os active), habla contigo no como “yo” sino con tu nombre de pila (reduce la
ansiedad, Ethan Kross, Universidad de Michigan), media. Edúcate desde las
preguntas. Sé optimista inteligente (el mejor predictor del éxito, según Albert
Bandura, son las creencias sobre el mismo; Sophia Chon, de la Universidad
Nacional de Taiwan, ha demostrado que el optimismo que funciona no es el
idealista, sino el realista: poner atención, superar obstáculos). Aprende del
error (no lo conviertas en fracaso). Y por supuesto, emplea tu talento con
otras personas: coordinación, colaboración, “espacio negativo” (Pagan Kennedy,
‘Inventología’): un lugar donde se comparten las ideas, desde la humildad y la
vulnerabilidad; un ABCD (Above and Beyond Call of Duty, más allá del deber).
Para elevar la resiliencia, Kukk nos propone estar con gente
que cree en nosotr@s, reír más, ser más adaptables, hacer una cosa cada vez,
tomar la colina y seguir avanzando, encontrar el valor intrínseco en lo que
hacemos.
“No hacer” (nondoing): “La manera de hacer es ser” (Lao
Tse). Se practica desde la calma, usando nuestras emociones, vagabundeando,
siendo pacientes. Lo más difícil es aguantar.
Finalmente, el “efecto onda” (Ripple Effect): establecer una
comunidad de aprendices, desde un liderazgo valiente. “Ilumina, y la oscuridad
desaparecerá” (Erasmo de Rotterdam). No confundamos “One”, “Own” y “Won” (ser
los primeros, poseer y ganar). Somos seres sociales (zoon politikon,
Aristóteles) cuya virtud (areté, nuestro potencial) sólo puede alcanzarse
socialmente.
Un libro muy valioso éste del @DrChrisKukk. La compasión, de
la que el budismo ha hecho concepto central (todo ser vivo merece la piedad
cuidadosa, la solidaridad), presente en el cristianismo (el buen samaritano),
Aristóteles (ayudar al que sufre sin merecerlo), quijotesco (el “spanish
shame”, opuesto al “Shadenfreude” en alemán, la alegría por la desgracia
ajena), olvidado por el capitalismo salvaje. Esencial en esta nueva era, en el
Talentismo. Me imagino que la semana que viene en Davos, en esa voluntad de
generar un futuro compartido desde una sociedad fracturada, estará muy presente.
Arancha Merino, autora de ‘Haz que cada mañana salga el
sol’, nos regala en su blog: “La compasión va mucho más allá de la empatía. No
sólo es situarse en el lugar del otro, sino además solidarizarse con sus luchas
interiores. Es desear que el otro esté libre de sufrimiento. Para ser compasivo
es preciso no juzgar, y responder de una manera comprensiva. Es ese hombro
amigo que te va a acompañar, cálido y cercano, sin pedirte explicaciones, sin
darte consejos que en esos momentos no necesitas, sin opinar. Practicarla ayuda
en nuestras relaciones, pero lo que es más importante, nos sosiega y serena la
mente. El camino más eficaz para ejercerla con los demás comienza aceptando
nuestras propias singularidades. Si soy capaz de criticarme por ser despistada
y perder las llaves o las gafas o el paraguas, seré más comprensiva con las
personas distraídas, evitando criticarlas.
Es sano y beneficioso ejercitar la compasión, pero ¿qué pasa
con nosotros?, ¿quién va a ser compasivo con nosotros? Pues nosotros mismos.
Esta es la autocompasión, que consiste en darnos cariño y amistad. Aceptarnos
como somos, en lo bueno y en lo malo, interiorizando mensajes motivadores que
nos impulsen. Evitar enjuiciarnos y sustituir la intransigencia por tolerancia
y comprensión. Es muy diferente lamentarse: “estoy gorda como una vaca, no
soporto mi cuerpo” que sincerarse: “acepto mi cuerpo, voy a tratarle con cariño
y cuidarle porque quiero que esté sano y libre de toxinas”. Normalmente cuando
estamos decaídos y nos encontramos mal tendemos al autocastigo y a la
autocrítica: “seré estúpido”, “estas cosas sólo me pasan a mí”, “soy un
completo inútil”. Gracias, Arancha, por estas reflexiones y consejos.
La canción de hoy (no la conocía hasta ayer), ‘Goodbye
Lover’ de James Blunt: www.youtube.com/watch?v=UOtSOOfjAfE Un sentimiento de
arrepentimiento.
jueves, 11 de enero de 2018
Los trabajos más demandados del futuro (y que todavía no se han inventado)
Los trabajos más demandados del futuro (y que todavía no se
han inventado)
Por: Inma Flor Vía: “La Vanguardia”
·
Las empresas más innovadoras se pelearán por los
jóvenes creativos, proactivos y con una buena formación digital.
·
Conocer y controlar las nuevas tecnologías
pronto será imprescindible para adaptarse a los nuevos entornos de trabajo.
Hijo, ¿qué quieres ser de mayor? Profesor, médico, actor,
futbolista…. Hasta hace poco estas eran las respuestas más habituales. Sin
embargo, las tornas han cambiado mucho hoy en día, y profesiones tan poco
conocidas (o todavía en gestación) como controlador aéreo de drones, conductor
de nanorobots o ingeniero de smart factory, se encuentran entre las respuestas
que se darán en el futuro (y que dejarían ahora a los padres en estado de
shock).
Pero esas profesiones son una tendencia real que promete
seguir creciendo. Lo dejaba claro el último Foro de Davos: el 65% de los niños
de hoy trabajará en profesiones que no existen o apenas empiezan a adivinarse.
También es contundente el Observatorio para el Empleo en la Era Digital: el 80%
de los jóvenes españoles entre 20 y 30 años que encuentre empleo en el futuro
próximo, ejercerá profesiones recién nacidas o que todavía se están gestando.
El 80% de los jóvenes españoles entre 20 y 30 años que encuentre
empleo en el futuro próximo, ejercerá profesiones recién nacidas o aún en
gestación
Y es que, según la consultora Mckinsey, el 40% de las
empresas europeas busca, pero no encuentra, profesionales capacitados para
algunos de sus puestos, especialmente los tecnológicos. El déficit mundial de
profesionales con estudios superiores será de 40 millones —todo un país— en
2020.
Para esa fecha otros 100 millones de no cualificados —dos
países— habrán engordado la sección de los precarios. La buena noticia es que
siempre estamos a tiempo de subirnos al tren. Formarse en nuevas tecnologías se
ha convertido ya en imprescindible.
¿Preparado? Se busca:
●Hacker blanco. Si destacas, se pelearán por ti las empresas
y organizaciones para luchar contra los ciberpiratas del lado oscuro. Pero ojo,
es un trabajo con mucha presión por las consecuencias que pueden acarrear los
errores.
●Growth hacker. Te encargarás de que la empresa crezca en
nuevos canales o mercados. Este perfil profesional combina programación,
ingeniería, marketing y posicionamiento online.
Según la consultora Mckinsey, el 40% de las empresas
europeas busca pero no encuentra profesionales capacitados para algunos de sus
puestos, especialmente los tecnológicos
●Experto en inteligencia artificial e internet de las cosas.
Hoy, existen 5.600 millones de máquinas conectadas; en 2020, habrá más de
50.000 millones. Todo ello cruzado con el análisis big data. En este caso es
fundamental la capacidad de trabajo en equipos multidisciplinares.
Para Thomas Frey, director del DaVinci Institute, o el think
tank Fast Future, autores de estudios exhaustivos sobre nuevas profesiones, las
tendencias indican una creciente demanda de estas otras profesiones como
respuesta a contextos muy dispares:
●Cosechador de agua para riego y consumo a partir de la
humedad atmosférica, si se confirma la sequía por cambio climático. Controlador
aéreo de drones. Empiezan a usarse comercialmente en repartos, mantenimiento,
investigación, espionaje…
●Mundo “yo”: servicios de lo personal, desde guardianes de
la privacidad a analizadores de deficiencias o reciclaje de biodesechos.
También gestores de avatar en actividades que hasta la fecha eran presenciales;
por ejemplo, la enseñanza virtual pura.
●Asistencia en red = red de asistencia. Si los nativos
digitales no distinguen hoy entre vida analógica y vida digital — ¿acaso no es
real esta lectura? —, menos aún un mundo nativo digital total. La asistencia
sanitaria, geriátrica, lúdica… se llevará a cargo de trabajadores sociales solo
en red.
●Sistema de monedas virtuales. Desarrollo planetario del
modelo bitcoin, para entendernos. Réplica de la banca real, desde abogados a
sistemas de seguridad, inversores o prestamistas.
●Transporte inteligente. Ingenieros especialistas en
vehículos ligeros de nanotubos de carbono o bicicletas sin pedales, pero
también diseñadores de experiencias de viaje para los pasajeros.
●Impresión 3D en arquitectura, construcción y reformas de
edificios capaces de autorrepararse en caso de desastre como un terremoto o una
nueva moda interiorista.
●Deconstruir el hoy. Los cambios serán tan vertiginosos que
desmantelar y reciclar las estructuras del presente —edificios, fábricas,
máquinas, redes…— será un oficio de especialistas.
●El clima, nueva especie. La economía verde con conciencia
planetaria de verdad y sus nuevos oficios: trazador de productos y servicios
para controlar la huella de carbono. Agricultor vertical de cultivos
hidropónicos en las urbes o meteopolicía contra cualquier ecodelincuente que
alterare parámetros climáticos para lucrarse.
Si llegados a este punto te estás planteando a qué te
quieres dedicar en el futuro más inmediato o necesitas darle una vuelta a tu
perfil profesional, esta es tu oportunidad. Acaba de nacer el Instituto
Tecnológico Telefónica, una apuesta por la Formación Profesional oficial,
online y de calidad. Y ya sabes lo que dicen: año nuevo, vida nueva. En enero
abren nueva convocatoria, así que haz de tus buenos propósitos una realidad.
Y para aquellos que necesitan y deben seguir actualizándose
y formándose, otra opción son los MOOCs (cursos online, masivos y gratuitos) a
través de plataformas como Miríadax, con más de 27 temáticas diferentes.
martes, 9 de enero de 2018
El poder transformador de la marca empleadora en Mipymes
El poder transformador de la marca empleadora en Mipymes
Texto: José A. Pérez Grovas / Grupo Ciceso Vía: Códice Informativo
La forma en la que la personas se relacionan con el trabajo (oficina, horarios, jefes, salario y compañeros) ha cambiado para siempre; hoy muchos dueños y directores de empresas aseguran que lo más importante en las organizaciones es la gente, sin embargo en nuestra experiencia, tras haber colaborado con más de mil empresas de diversos giros, tamaños y culturas, encontramos que los colaboradores casi nunca perciben esto como cierto.
¿Qué nivel de aceptación e impacto tienen en los colaboradores los esfuerzos y recursos que hacia ellos, en teoría, se dirigen?
Imagina que todos los colaboradores de la empresa en la que trabajas, reciben una oferta de trabajo con mejor remuneración económica, ¿qué porcentaje crees que la aceptaría? ¿Por cuánto más la tomarían? ¿Qué otros factores crees que considerarían para tomar la decisión? Y para quienes no la aceptaran, ¿qué factores crees que los detendrían? ¿Qué valorarían más que un aumento en su remuneración económica?
Ahora pensemos en términos de procesos de reclutamiento y selección, ¿qué tanto esfuerzo, tiempo y recursos cuesta encontrar el talento que una empresa necesita? Casi ninguna empresa tiene calculado el costo de capacitar a un integrante nuevo en competencias técnicas y en el proceso de adaptación a la empresa, pero se estima que es entre 30 y 40 por ciento de su salario anual. ¿Cuántas personas esperan una oportunidad para ingresar a trabajar en tu empresa? ¿Cuál crees que sea la opinión que tienen sobre la empresa los potenciales colaboradores? De las personas que contratas, ¿cuántas renuncian antes de los seis meses?
Estos planteamientos son solo un preámbulo para reflexionar sobre la complejidad del concepto de capital humano y lo conveniente que es diseñar y crear de forma colaborativa una marca empleadora, más allá de hacer esfuerzos aislados para cubrir el hueco de alguien que se fue, meter más manos para salvar una cuenta, organizar una conferencia motivacional o recibir una certificación.
Algunos indicadores que se usan para poder medir la marca empleadora son: tasa de rotación, encuestas de clima, time-to-fill (una métrica que las organizaciones utilizan para medir el tiempo que toma una vacante en ocuparse a partir del momento en el que es anunciada), encuestas de engagement, promedio de postulantes por año, productividad por empleado, cost to hire (un concepto que se refiere a los costos de reclutamiento e integración que implica para una organización incorporar a un nuevo colaborador) y employee Net Promoter Score (índice utilizado para medir el involucramiento y la lealtad hacia la empresa por parte del empleado).
Mientras que los atributos más importantes que promueven las empresas como parte de su marca empleadora son: buen ambiente de trabajo, los valores de la organización, ser considerada una organización líder en su sector, crecimiento dentro de la organización, cultura organizacional, reconocimientos, flexibilidad de horario, diversidad entre los colaboradores, códigos de vestimenta, uso de tecnología y redes sociales, y beneficios flexibles.
Hay empresas que ante este panorama han adoptado una postura creativa, humana, sustentable y apasionada, la cual les ha permitido alcanzar éxitos que podemos tomar como referencia y así tratar a la gente de forma excepcional para obtener los resultados que buscamos. Hemos visto que es posible construir lugares donde además de trabajar, se viva plenamente; donde además de cumplir objetivos, los colaboradores se autorealicen; donde en vez de un número de empleado, la persona tenga nombre propio, al igual que su pareja, familia, sus pasatiempos y sus sueños. Empresas que son lugares para trascender, donde realmente se desarrolla el potencial.
Cada empresa es distinta, conformada por una mezcla muy particular de factores, desde el origen de la organización, la personalidad de sus fundadores, el producto o servicio que ofrecen, sus valores, la gente que ha participado y los que conforman actualmente el equipo, la propuesta de valor individual y compartida, además de su cultura.
Transformaciones como la instauración de la marca empleadora separan a negocios comunes de empresas ejemplares, permiten la evolución de empleados a embajadores de marca, y convierten a detractores en promotores. El proceso debe comenzar con un entendimiento claro y profundo de todas estas variables, para poder así deconstruir la organización y diseñar la mejor versión posible de la compañía y cada una de las personas que viven y colaboran en ella.
Tradicionalmente se cree que estos procesos son para empresas transnacionales o grandes corporativos, pero nuestra experiencia ha demostrado que su implementación en micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) dan resultados inimaginables desde el comienzo de la intervención, con una relativa sencillez y además con mucha diversión. Vale la pena considerar que de acuerdo a los resultados del más reciente Censo Económico llevado a cabo por el Inegi, en nuestro país hay aproximadamente 4 mil 15 millones de unidades económicas (empresas), de las cuales el 99.8 por ciento son Mipymes que generan el 52 por ciento del producto interno bruto (PIB) y el 72 por ciento de los empleos en el país.
Crear una cultura organizacional rentable y humana, al tiempo que se construye una marca empleadora que haga sentir orgullo y pertenencia, es un asunto que tiene más que ver con deseo que con inversión, es un tema de escoger en dónde se pone la atención y de asumir la responsabilidad impostergable de buscar la transformación profunda de México, desde nuestros propios lugares de trabajo y vida. Se trata de lograr que en la empresa se vivan los valores con compromiso e integridad.
Por último, reflexionemos sobre el poder que tienen las empresas en múltiples sentidos. Las personas pasamos más horas en el trabajo que en cualquier otro lado, convivimos entre colaboradores más tiempo del que lo hacemos con nuestros amigos o familiares, las jornadas laborales resultan más largas que las escolares, y ahí mismo tomamos varias comidas. Ahora se sabe, que es en el ambiente laboral donde se desarrollan las principales causas de riesgo y enfermedades psicosociales (estrés, mobbing, síndrome de burnout, entre otras), entonces la gran influencia que tienen las empresas sobre los individuos se hace evidente.
Mirando nuestro entorno, entendiendo el momento histórico en el que nos encontramos y aceptando que hay infinidad de posibilidades y soluciones para los retos a los que se enfrenta cualquier organización, elijamos que, desde donde estemos, cooperemos para que haya empresas donde el bienestar de las personas esté al centro. Gente contenta, en crecimiento, unida, apasionada, incluyente, retada, libre, auténtica, que trabaja en equipo, orientada a metas trascendentes, agradecida y sin perder de vista el enfoque empresarial. Esto no pone en riesgo la rentabilidad, al contrario, la multiplica y asegura el éxito en el largo plazo.
Generar este cambio dentro de las empresas y crear una marca empleadora basada con honestidad en lo trascendente y colectivo, es lo que necesitan las nuevas generaciones de trabajadores. Tomemos un mejor rumbo, construyamos un nuevo ecosistema laboral, mejoremos nuestro presente, corrijamos el futuro de los niños y jóvenes. Así, aseguramos el crecimiento humano, el desarrollo de oportunidades sustentables en el estado y colaboramos con la transformación de nuestro país.
jueves, 4 de enero de 2018
10 consejos para un cerebro más sano en 6 semanas
Por Juan Carlos Cubeiro Vía: @juancarcubeiro
Continúo con mi semana de vacaciones: despertarme sin despertador, el último episodio de ‘The story of God with Morgan Freeman’ sobre “¿Por qué existe el mal?”, lecturas (Robert Kiyosaki, sobre el Cociente Intelectual Financiero), desayuno en el nuevo Starbucks de Sanchinarro con Zoe, comida entre amigos, una horita de gimnasio esta tarde, música, meditación guiada… el placer del ocio consciente.
La Dra. Georgia Ede, psiquiatra por la Universidad de Harvard, nutricionista, profesora en el Smith College (Notrhampton, Massachussets) y bloguera (DiagnosisDiet.com), nos ha regalado el artículo ‘Los 10 mejores trucos para un cerebro más sano en 2018’ (www.psychologytoday.com/blog/diagnosis-diet/201712/top-ten-tips-healthier-brain-in-2018).
La Dra. Ede nos propone un plan de transformación en nuestro cerebro para que en las próximas 6 semanas (hasta San Valentín, dice ella) mejoremos nuestros niveles de estado de ánimo, concentración, energía, reduzcamos nuestros niveles de estrés, re-equilibremos las hormonas y descienda el riesgo de demencia y otras enfermedades crónicas. Sus propuestas se basan en la antropología, bioquímica, botánica, fisiología humana y pruebas clínicas (por tanto, son científicas).
Los 10 consejos son:
1. Comer alimentos “preagrícolas”: marisco y pescado, carne roja, aves, huevos, vegetales, frutas, nueces. Evitar granos (arroz, trigo, maíz, etc) y legumbres, porque poseen pocos nutrientes y elevada cantidad de antinutrientes y lectinas de alto riesgo para la salud.
2. Beber agua y bebidas no azucaradas. El azúcar en las bebidas es peligroso, porque daña el metabolismo. La autora nos previene contra los zumos de futas, incluso.
3. Evitar como la plaga carbohidratos refinados. Provocan picos de azúcar e insulina que desestabilizan el metabolismo cerebral.
4. Evitar aceites refinados de semillas: soja, girasol o maíz y elige grasas animales y de frutas. Los aceites industriales tienen mucho Omega-6, que producen inflamación y combaten el Omega-3 que necesitan nuestros sistemas inmunes para funcionar convenientemente. Es deseable el aceite de oliva, de aguacate, de coco.
5. Incluir proteínas animales en la dieta: pescado, aves de corral, huevos, carne roja. Las proteínas provenientes de las planta son más difíciles de digerir y absorber y cuentan con antinutrientes que roban al cerebro minerales esenciales. El cerebro vegano necesita suplementos de vitamina B, K2, EPA, DHA, hierro y zinc.
6. Minimizar el alcohol y tener cuidado con la cafeína, sobre todo si sufres de ansiedad o insomnio.
7. Medir tu resistencia a la insulina (pre-diabetes). Es causa de distintas variedades de Alzheimer, depresión, desorden bipolar y psicótico. Si eres resistente a la insulina, es urgente la dieta y el ejercicio.
8. Medir tu deficiencia de hierro. El cerebro necesita hierro para la producción de neurotransmisores (serotonina, dopamina, norepinefrina) y la creación celular. Si eres deficiente en hierro, aliméntate de carne roja, vísceras, moluscos y reduce el consumo de plantas que interfieren en la absorción de hierro: fitatos (judías, nueces, semillas), oxalatos (espinacas, coco), taninos (legumbres, te, vino).
9. Medir la deficiencia en vitamina B12, esencial para sintetizar el ADN, ARN, las células de la sangre y la mielina (la sustancia que recubre y aísla nuestro sistema cerebral). La falta de B12 puede provocar problemas psiquiátricos graves, como la depresión, la psicosis, la mala memoria, las manías y los cambios de personalidad. A veces es necesario tomar suplementos.
10. Encontrar una forma agradable de hacer ejercicio como parte de nuestras vidas. El entrenamiento de fuerza y resistencia que tonifica los músculos parece mejor que el ejercicio aeróbico (caminar, correr) para evitar la resistencia de la insulina.
Gracias Georgia Ede por tus sabios consejos. Me apunto un libro que ha recomendado: ‘Keto Clarity’ de Jimmy Moore y el Dr. Eric Westman. La dieto cetogenética (Russell Wilder, 1921) propone restringir los carbohidratos y apostar por las proteínas naturales.
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